martes, 3 de agosto de 2010

la última defunción

Aquella noche fue ella quien llamó. No dudé en aceptar que viniera a casa. La última vez que nos vimos hubo lágrimas y seguramente por eso que el primer abrazo supo a salado. De aquello hacía ya una vida.
Nos pusimos unas copas y conversamos de trivialidades, de política, de otros y de todos, pero aún no de nosotros. Para hablar de nosotros nunca utilizábamos las palabras, ni los gestos, ni las miradas… con besos nos decíamos todo. No recuerdo quien habló primero, pero ya nadie calló.
Por segunda vez acabábamos de conocernos, y estábamos descubriendo por primera un mundo ya recorrido. Los buenos sabores que deja la vida y no borran los años parecían volver a nuestros labios. La buenas maneras de quien se vuelve a examinar de un tema ya evaluado. La misma flecha que vuelve al arco después de errar su viaje; o un estreno repetido en el que te vuelves a sorprender como en el debut.
Unos celos mal correspondidos por la confianza, o más amor del que cabe en dos cuerpos pueden corromper la relación más inoxidable.
- De sobra sabes cuanto te quiero.
- Yo también te lo dije.
- No; fui yo el primero…- Las cursiladas ya tuvieron su tiempo. Demos voz a nuestro cuerpo.

Esa fue la mejor versión de nosotros mismos una vida después; pero, al acabar su función, sin saber cómo, todo murió.
/* BLOGGER ANALYTICS ----------------------------------------------- */